El detonante para la aparición de este nuevo caza fue, entre otros, la información que se estaba recibiendo acerca de los nuevos prototipos soviéticos.
España se unió al proyecto el 2 de septiembre de 1985, aunque ya había seguido con interés la evolución de los acontecimientos. A partir de entonces al proyecto se conoció como EFA (European Fighter Aircraft) y se constituyeron varios consorcios para realizar las diversas partes del avión Eurofighter: para la célula e integración de sistemas, para los motores Eurojet, para el sistema de seguridad EuroDASS, etc. A partir de entonces, el proyecto sufrió un parón debido al final de la Guerra Fría y a los altos costos de la reunificación alemana, lo que supuso que el proyecto se retrasase unos cinco años. Mientras tanto, los socios discutían la

Cuando se firmó el contrato de producción final, las ventas revisadas fueron: Reino Unido 232 aparatos, Alemania 180, Italia 121 y España 87 (por un importe total de 10,795 millones de euros). La producción se redistribuyó según los siguientes porcentajes: British Aerospace (37%), DASA (29%), Aeritalia (19,5%) y CASA (14%).
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